Cada noche, cada estrella fugaz, cada conversación, cada risa, y sí, cada lágrima que derramamos, son un instante fugaz, hermosas pinceladas en el lienzo de nuestras vidas. La vida no es un ensayo. No podemos volver atrás y revivir esos momentos tal como fueron. Pero lo que sí podemos hacer es estar presentes plenamente, respirar el presente y abrazar cada pequeña experiencia como el preciado regalo que es.
Así que hoy, prometámonos amar profundamente, conectar con autenticidad y apreciar la belleza fugaz de la naturaleza.
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