ERDENE ZUU (S.XVI)
Erdene Zuu és el monestir més antic de Mongòlia i està situat a la
ciutat de Karakorum (Kharkhorin), l’antiga capital de Gengis Khan al centre del
país. La tanca que envolta el complex té 100 estupes amb una distància de 15 m entre elles. A l'interior del recinte hi ha plantada una "ger"per recordar-los que és un poble nòmada.
Erdene Zuu s’utilitza per a formar monjos novicis. Als monjos no els agrada ser fotografiats i tampoc ho permeten a les cerimònies.
Erdene Zuu s’utilitza per a formar monjos novicis. Als monjos no els agrada ser fotografiats i tampoc ho permeten a les cerimònies.
ELS MONESTIRS
A finals del segle XIX a Mongòlia hi
havia uns 650.000 habitants. D’aquests, 115.000 eren monjos, 250.000 súbdits i
la resta nobles i senyors. I per
demostrar que ells i les seves funcions estaven per sobre del bé i del mal, tant
els lamas com els senyors portaven
les mànigues de la vestimenta molt més llargues que els braços de forma que les
mans restaven completament cobertes. Així quedava palès que no treballaven ni
els calia: els que resaven es mantenien a base d’almoines obligatòries i els que
manaven, amb els impostos. Evidentment aquesta situació era injusta, a més d’insostenible,
i provocava tota mena d’abusos per part d’uns i altres que atemorien els més
humils, que no es revoltaven per por dels déus i de qui exercia el poder
terrenal.
El poble mongol era extremadament
religiós. Els lamas tibetans havien
influït als nobles tres segles abans, però no va ser fins a finals del S.XVI que
el budisme va acabar per imposar-se a la població a ran que Altan Khan (príncep
mongol) va veure l’ocasió de reunificar les tribus disperses. Tibet i Mongòlia
estaven estretament relacionats, tant que van teixir una forta xarxa d’intercanvis
religiosos i culturals, i de vegades el Dalai
Lama era tibetà i d’altres mongol. Ara bé, el budisme mongol era ben
particular, ja que mai va deixar de ser animista i barrejava un fotimer de déus
i xamans amb les ensenyances de Buda. Força complicat, si més no.
Repartits per tot el territori hi
havia centenars de monestirs acolorits i de gran bellesa. No obstant això els
déus animistes tenien un aspecte terrorífic tot i estar considerats benèvols: A
diferència de Buda, no somreien mai, portaven una corona formada per cinc calaveres
i al front el tercer ull que tot ho veu, eren agressius en les formes i els
rituals... Realment inspiraven més temor
que compassió.
Amb la revolució comunista el 1924, Mongòlia
va ser ocupada pels russos; de fet,
sempre s’havia sentit més propera a Rússia que a la Xina (a qui odiava i s’havia
quedat amb la Mongòlia Interior) i els va rebre amb els braços oberts. En poc temps, però, es va desfermar una onada
de terror que va acabar amb quasi tots els monestirs i amb l’execució de més de
30.000 persones, la majoria monjos. Els soviètics ho van trinxar tot i van introduir
un comunisme de caire stalinista que va durar fins al 1989, quan va caure la
URSS. Ja hi havia un moviment de resistència a Mongòlia, la qual va assolir la
independència d’un dia per l’altre sense disparar ni un sol tret. Si de bon
principi hagués caigut sota l’òrbita xinesa, de ben segur hauria tingut la
mateixa sort que el Tibet. La història del poble mongol és llarga i molt
interessant.
Molt pocs monestirs van resistir a la
destrucció i avui dia algun s’ha rehabilitat, però no és el mateix. Els tresors,
les pintures i els llibres que es van perdre són irrecuperables.
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LOS MONASTERIOS
A finales del siglo XIX había unos 650.000 habitantes
en Mongolia. De
ellos, 115.000 eran monjes, 250.000 súbditos y el resto, nobles y señores. Y
para demostrar que ellos y sus funciones estaban por encima del bien y del mal,
tanto lamas como señores llevaban las mangas de la vestimenta mucho más largas
que los brazos de forma que las manos quedaban completamente cubiertas. De
esta forma quedaba patente que no
trabajaban ni lo necesitaban: los que rezaban se mantenían a base de limosnas
obligatorias y los que mandaban, con impuestos. Evidentemente
esta situación era injusta, además de insostenible, y provocaba todo tipo de
abusos por parte de unos y otros que atemorizaban a los más humildes que no se
sublevaban por miedo a los dioses y a quien ejercía el poder terrenal.
El pueblo mongol era extremadamente religioso. Los lamas tibetanos habían influido en los nobles tres siglos antes, pero no fue hasta finales del S. XVI que el budismo acabó por imponerse a la población a raíz que Altan Khan (príncipe mongol) vio la ocasión de reunificar las tribus que se hallaban dispersas. Tíbet y Mongolia estaban estrechamente relacionados, tanto que tejieron una fuerte red de intercambios religiosos y culturales, y en ocasiones el Dalai Lama era tibetano y otras mongol. Ahora bien, el budismo mongol era muy particular, ya que nunca dejó de ser animista y mezclaba un montón de dioses y chamanes con las enseñanzas de Buda. Bastante complicado, por lo menos.
Repartidos por todo el territorio había cientos de monasterios coloristas y de gran belleza. Sin embargo los dioses animistas tenían un aspecto terrorífico pesar de estar considerados benévolos: a diferencia de Buda, no sonreían nunca, llevaban una corona formada por cinco calaveras y en la frente el tercer ojo que todo lo ve, eran agresivos en las formas y en los rituales... Realmente inspiraban más temor de que compasión.
Con la revolución comunista en 1924, Mongolia fue ocupada por los rusos; de hecho, siempre se había sentido más cercana a Rusia que en China (a quien odiaba y se había quedado con la Mongolia Interior) y los recibió con los brazos abiertos. En poco tiempo, sin embargo, se desató una ola de terror que acabó con casi todos los monasterios y con la ejecución de más de 30.000 personas, la mayoría monjes. Los soviéticos lo destruyeron todo e introdujeron un comunismo de tipo estalinista que duró hasta 1989, cuando cayó la URSS. Existía sin embargo un movimiento de resistencia en Mongolia que logró la independencia de un día para otro sin disparar un solo tiro. Si desde el principio hubiera caído bajo la órbita china, seguramente habría tenido la misma suerte que Tíbet. La historia del pueblo mongol es larga y muy interesante.
Muy pocos monasterios resistieron a la destrucción y hoy en día algunos se han rehabilitado, pero no es lo mismo. Los tesoros, las pinturas y los libros que se perdieron son irrecuperables.
El pueblo mongol era extremadamente religioso. Los lamas tibetanos habían influido en los nobles tres siglos antes, pero no fue hasta finales del S. XVI que el budismo acabó por imponerse a la población a raíz que Altan Khan (príncipe mongol) vio la ocasión de reunificar las tribus que se hallaban dispersas. Tíbet y Mongolia estaban estrechamente relacionados, tanto que tejieron una fuerte red de intercambios religiosos y culturales, y en ocasiones el Dalai Lama era tibetano y otras mongol. Ahora bien, el budismo mongol era muy particular, ya que nunca dejó de ser animista y mezclaba un montón de dioses y chamanes con las enseñanzas de Buda. Bastante complicado, por lo menos.
Repartidos por todo el territorio había cientos de monasterios coloristas y de gran belleza. Sin embargo los dioses animistas tenían un aspecto terrorífico pesar de estar considerados benévolos: a diferencia de Buda, no sonreían nunca, llevaban una corona formada por cinco calaveras y en la frente el tercer ojo que todo lo ve, eran agresivos en las formas y en los rituales... Realmente inspiraban más temor de que compasión.
Con la revolución comunista en 1924, Mongolia fue ocupada por los rusos; de hecho, siempre se había sentido más cercana a Rusia que en China (a quien odiaba y se había quedado con la Mongolia Interior) y los recibió con los brazos abiertos. En poco tiempo, sin embargo, se desató una ola de terror que acabó con casi todos los monasterios y con la ejecución de más de 30.000 personas, la mayoría monjes. Los soviéticos lo destruyeron todo e introdujeron un comunismo de tipo estalinista que duró hasta 1989, cuando cayó la URSS. Existía sin embargo un movimiento de resistencia en Mongolia que logró la independencia de un día para otro sin disparar un solo tiro. Si desde el principio hubiera caído bajo la órbita china, seguramente habría tenido la misma suerte que Tíbet. La historia del pueblo mongol es larga y muy interesante.
Muy pocos monasterios resistieron a la destrucción y hoy en día algunos se han rehabilitado, pero no es lo mismo. Los tesoros, las pinturas y los libros que se perdieron son irrecuperables.
Bona feina!!
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